martes, 11 de octubre de 2011

La noche es como el día para Ellos



travesia del viajero
Donde yacen los grandes goces de folklor, donde el sonar acústico de las guitarras, los ancianos con  gozo en los corredores de sus casas, y en las esquinas de las calles. Donde los campesinos pasaban con sus cargamentos montados en sus caballos y mulos trayendo a sus casas el alimento, desde sus terrenos fértiles detrás de las montañas, esperados con un pocillo hasta el borde de café para apagar el frio de su cuerpo por las heladas de los grandes bosques de pino. Lugares de típica esplendidez donde la vista del humano silvestre se acostumbra a ver la vida de la selva con ojos naturales, y la noche es como el día para ellos, romper en los matorrales caminos anchos y caminar entre la selva en plena oscuridad calculando cada paso con el puro instinto, en lugares sin camino dirigidos nomas por la luz opaca de un candil a lo lejos como la estrella de los reyes magos. Hacer meyas entre los collados es una forma normal de aquella hermosa población que como una rosa entre una gran selva daban el sentido de existencia como una inspiración en el corazón de un ser sobrenatural.

En el pueblo que por su nombre era sabroso como el sabor  de la sandía con su frescura hacía que el peregrino hambriento entre sus habitantes en completa dulzura encontrara aliento y alimento.

Dos caminos llevan nuestra existencia a algún lugar como el camino que debía tomar cada mañana un niño de nueve o diez años, con aspecto de un natural nacido en el corazón de la selva, este camino lo llevaba hasta el lugar donde permanecían las vacas lecheras y así regresar con la leche a sus casa por un camino diferente, ordeñar las vacas lecheras a pura mano era su trabajo, su única diversión, dicho trabajo lo formaba para ser un hombre de bien desde temprana edad, sin percatarse que había en el exterior todo un mundo de valores perdidos donde también existen dos caminos para todos, y la elección de cualquiera de los dos influye en el futuro de nuestras vidas, dos caminos y dos decisiones, el éxito y el fracaso, la felicidad y la tristeza, la dicha y la desdicha el odio y el amor, los buenos modales y la perdida de los mismos y así todos los días. Una gran esfera como un gran mundo…
Buscando pasto verde las vacas se perdían en el terreno destinado para ellas. Mientras caminaba pensaba en lo hermoso que sería juntar todo a la vez tomar todo entre las manos mostrar al mundo que existe la felicidad en nuestro interior siempre que veamos las cosas con alegría y positivismo; la alegría está en algún lugar entre de todo; en lo amargo con lo dulce entre la desdicha y la dicha entre el amor y el odio y entre los escombros y la edificación, entre la paz y la aflicción, está felicidad se encuentra encontrándonos a nosotros mimos junto al ser que nos creó originalmente.

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