jueves, 5 de abril de 2012

Porcelana fina para un Caballero


Una sonrisa es un capullo en la ceguera
Una palabra es un canto
de ángeles
en el corazón del desierto o la selva.

Un tiempo de espera  acompaño mi estar por la hospitalidad de  hermosas doncellas que reflejaban la belleza que llevaban por dentro no  la apariencia de fuera. Las tortillas de maíz despidieron el aroma de la cocina y tiempo después, un plato con arroz y frijoles en cocido reciente fue la cena que acompaño en plato de losa a aquel hermoso lugar.

Mesas de tablas rustica vestidas con manteles en encaje de seda de diferentes y bordados con flores  de color rojo, naranja y violeta,  sus hojas verdes. Eran los bordados de aquellos manteles, ornamentados por manos ligeras, tradiciones que hacían huella con sus creaciones.

La tarde venció el fuerte sol y el café de las cuatro dio aviso en los ojos soñolientos de aquel moribundo horizonte de la tarde no fue echado de menos los totopostes de maíz con sal y las semitas de harina de arroz. En  la mesa estaba  en pailas de losa grueso, con flores chinas en sus contornos, sus orillas como hilo de oro que corría por el contorno de taza y paila haciendo juego entre los colores, dando el aspecto de fineza y humilde elegancia; ese detalle me convertían en una buena visita.

sábado, 14 de enero de 2012

Las butacas



El ave vuela por el firmamento
mientras sueño despierto
pensando en el amor
el amor, es el lema de mi viaje.

Esplendido el caminar del viajero, lleno de obstáculos pero junto con ellos está la dicha de la felicidad, mis pupilas quedan erguidas al deleite de mirar de aquel lugar rodeado de pequeñas casas, con techos de paja, portezuelas de madera sin cepillar, casas embarradas con tierra y cañas de papiro, típicos jardines con plantas de “Jacinto, amor de un rato y  tuyos” Las rosas nombradas de castilla por su palidez y originalidad sobre sale entre todos los jardines, jardines  rodeados por piedras teñidas en cal.

Sus derredores vallas de arboles de naranja entrelazadas con masteleros de plátanos,  marañón , guayaba y aguacate. En una terreno limpio entre los solares extensos, un hermoso pueblo con gente especial, de tés oscura, ojos achinados, con una sonrisa de sincera atención y naturalidad, como si la selva hubiese enseñado.

Las butacas, esas acogedoras sillas que en sus patios de tierra con jardines a su derredor sirven de descanso en el largo camino de un viajero camino que me lleva a mi destino. Los obstáculos no se comparan con la dicha que mi corazón siente, al querer llegar al lugar de plena felicidad donde se consumiría todo quebranto del camino. Pobladores sencillos de corazón, donde ¨un pase adelante¨ fue su saludo de bienvenida sus ojos alegres y su sonrisa empañada por la timidez, brilla bañada de amabilidad. un corazón dispuesto a servir de la mejor manera a este pobre viajero que de descanso en descanso había llegado hasta sus linderas.

Los niños que se adolecen por mi condición mendiga, miraban con asombro mi llegada, con mis pupilas sin color natural y mi semblante cansado, sin lucir belleza y esplendor sino solo mejillas quemadas por el sol, pupilas ennegrecidas a causa del calor, el cansancio y el mal dormir.

El sol  estaba en plena tarde, dando su anuncio a desaparecer detrás de los arboles enormes de la montaña virgen que se alzaba como una gran diosa.
El cansancio ya se dibujaba en el pesado sueño que caía en mi cuerpo, con mis mejillas caídas, trataba de encontrar la esperanza de dormir y deseando encontrar un lugar
donde mi descanso encontrara refugio. El viajero espera en las butacas hechas por artesanos empíricos, con madera de roble
incrustadas en el suelo como estacas.
Un tiempo de espera y acompañado por un anciano que sostenía su bastón de madera con el cual hacia rallas en el suelo mientras me interrogaba sobre mi viaje…

Hugo-sam

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cantando entre voces sin Descifrar

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Mi caminar triunfará, es la dulce melodía que inspira al peregrino de aventuras en el bosque, rodeado de fieras y mil obstáculos que le desafían a esforzarse a cada paso.

Encontrándose en el corazón del bosque no hay vuelta atrás, retroceder seria perdida, avanzar a la meta es la única razón que nos motiva muchas veces a seguir adelante.
El ave vuela por el firmamento mientras sueño despierto pensando en el amor, el amor es el lema de mi viaje, la admirable ciudad, la ciudad del amor.

Es hora nuevamente de dejar mis facciones de pensador y proseguir mi camino abriendo brecha como el labrador en nuevas tierras para cultivar, dejando atrás la formidable enredadera que me fue casa por una noche la cual se lía con las hojas de los arboles antes de la llegada de la primavera.

El camino he tomado nuevamente aprovechando la frescura de la mañana, las gotas diminutas de neblina salpican las hojas de los árboles y el aire fresco hace doler los pulmones, avanzo sacando provecho porque aún no hay fatiga de sol.

Horas después enfrentado la ausencia de los árboles y me hago acompañar de una gran llanura, solitaria y con arbustos pequeños donde anidan las aves pequeñas y donde nuevamente vuelvo a ver las lagartijas cruzarse en mi camino, después de cruzar bordillos de grama y maleza diversa. Enfrento a cercas de alambre sostenido en postes de madreado.

Descubro al final  la torrecilla de la nostalgia iglesia de pueblo, mi camino se urge hasta su encuentro sin embargo camino de horas se hace entre hondonadas, llanuras y montañas de caminos pedregosos y aventureros.

Los obstáculos del camino se hacen más y más difíciles, los reptiles se convierten en serpientes que producen un corta aire en mi pecho estancado en mi valor, levantan mis vellos; sin embargo sin molestias huyen a mis pasos. 

Ya entrando a la montaña de nuevo, la cual suelda los collados pequeños con los robles y pinos enormes de muchos años en edad. Frente a un chaval arroyuelo decidido a descansar un poco, saco algunas montesinas, sápidas para este momento, logro degustar con mucho agrado el majar que me ofrece el hábitat. Guayabas, melocotones silvestres y bananos aun en sus tallos, son manjares que no echo de menos. Llena esta mi árgana frutas de buen sabor. 

Es hora de seguir mi camino con fuerza y valor acompañado de la brisa fresca que me acompaña y los últimos sonidos del pequeño arrollo.  Entrando a la pequeña selva que une al pueblo a la montaña con los tulipanes dando el toque esplendoroso, estos crecen solos en  derredor y el pequeño riachuelo corta la selva virgen para hacer el apartado del poblado y en sus aguas los niños bañan y las mujeres lavan sus ropas junto al bullicio confundido de los pájaros.

Pequeña montaña, extraños sonidos en el viento, gritos de niños, aves domésticas, cantando entre voces sin descifrar, se revela en un pequeño poblado
con sonidos de paz.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Una realidad llena de Bulgarías


Quiero llegar a ese hermoso lugar para sentarme junto a la hoguera
escuchar las historias de amor más famosas que haya existido, oír de boca de los ancianos contar de Romeo y Julieta, Cenicienta y titánic,  olvidar este presente abrumador que cobija mis alegrías con cantos de doncellas como en el mundo enigmático de Enya.
     
al salir de ese mundo fantástico he imaginario me choco con una realidad llena de Bulgarías, ráfagas de viento que derriban los cuentos reales
y estremecen mi sensible corazón, inundando de escombros mis entrañas
y sin una hoguera de mi lado.
 Somos el  significado  en el firmamento, el sol no es luz sin la que le provee nuestros ojos; somos el significado de la creación, nada existe sino existimos para verlo.
Somos una hoguera, pero no para alumbrar nuestra existencia y creer que solos podemos porque siempre necesitamos de un calor, de un elogio, de un significado de amistad y sociedad para subsistir unos por los otros.
no es la vida que nos da significado sino nosotros damos el significado a la vida.

En la ausencia de mil recuerdos, los días son buenos dejando de lado las noches frías y el vaivén de las nostalgias porque al abrir mis ojos aún está ahí un mundo real que necesita urgentemente ser gobernado por la luz.

Veo venir la silueta del sol en el infinito, después que la tierra dio la espalda al rededor del diamante y empieza un radiante ciclo.

Ya se ha establecido el sol en su carruaje para pasar su manto sobre la tierra, alcanzarme en mi travesía; como un oleaje del mar furioso;
como fiera salvaje.

Abrieron sus ojos las aves junto con el despertar del día. después de una noche fría, ¿Quién no desea ser acariciado por los primeros rayos de sol?
Mientras me cobijo en el manto que baña mi piel, escucho nuevamente el ruido extranjero, en un alma que lucha por acostumbrarse al silencio y aun el manto tibio del sol mima mis mejillas; ya la luz de su resplandor es muy fuerte, a través de las hojas sus rayos, imposible es dormir aún más con tanto ruido. la mañana se vistió de flores en el bello porvenir donde también se divisa el camino que se adentra cada vez más a un bosque de espeso plumaje que al caer la tarde al igual que el cansancio de mi cuerpo
cierra su fluir de fuerza también cierra sus ojos por no tener opción.

Después de levantar mis manos, estirar mis tendones estrujados después de una noche de difícil descanso esto era la complacencia del despertar.

Los robles están cubiertos de neblina que se esfuma ante la llegada del sol; ya es casi hora de preparar mi equipaje para seguir mi camino en este viaje
acompañado de las flores y su agradable aroma.
Las aves cantan con alegría, mi corazón arde como fuego naranja en mi interior; quisiese que el día nunca terminara, así poder llegar al final, para no tener más frio, hambre , soledad, también para dejar de ser rodeado por las fieras salvajes en la noche o esa sensación de que alguien vigila mis pasos.

sábado, 15 de octubre de 2011

La ninfa del sol miró entre las hojas Secas


Solo se escucha el cantar de los grillos en una oscura y ya avanzada noche, la felicidad ya duerme con murciélagos en compañía. En aquel  entorno de derroche trato de despertar la felicidad -para no abatirme en la fastidiosa  helada de la madrugada que se ha hecho dueña de mis poros- pero ella se ha congelado a causa del frío, no encuentro lugar donde asirme, arropado bajo aquellos arbustos, se siente el silencio acompañado de mi soledad. La mañana tarda en llegar, las horas se hacen años esperando la luz de nuevo amanecer.

Calor! Claman mis huesos, el agotamiento del día ha quebrado mis fuerzas, el frío de esta madrugada a cambiado mi semblante, aunque la alegría se lleva dentro
esta se ha quedado dormida en lo tibio de mi alma.

Como punzadas de hielo hace el aire abundando el tormento, el cansancio y el derroche helado compiten, jugando con mi cuerpo, mientras trato de cobijarme en las hojas secas entre los matorrales. Mientras deseo el calor de la ciudad que buco en esta travesía, me quedo dormido entre ramas secas en el suelo.

Todos tenemos una travesía en este mundo, y el calor,  frio, cansancio, hambre, tristezas, son indispensable para nuestra subsistencia, es necesario resistir para saber que lo que tenemos nos ha costado y por ende podremos valorarlo.
Si existe un camino es porque alguien le transito antes y la parra de granadillas no tenía fruto, alguien debió recogerlo antes. Todos tenemos una historia y todos seguimos un patrón, hay pocas cosas que vivimos en común en esta existencia, pero de entre esas pocas sobresale lo más importante, eso que buscamos por instinto …felicidad… pero no hay felicidad sin sufrimiento, ambas existen una por la otra.

El viajero de la parra llena su canasta y yo he encontré desolación en lugar de fruto, el lugar de encuentro de placer de otros se convirtió en pesadilla…

viernes, 14 de octubre de 2011

Aguas Zarcas


La sencillez de mi caminar entre las veredas suaves de grama fina, caminos angostos que  conducían a afluentes de agua natural que bajaba de la montaña, pequeños oasis en las rocas que por naturales no se contaba una historia de ellos ni de sus hechuras mucho menos de como se habían hecho, talves una civilización antigua los había dejado como legado, situados en el corazón de copan abrazados por esa cultura maya antigua; siendo alimentados por la corriente que fluía de   la roca era tan fuerte su correr tomando la caída de la montaña que se convertía en agua de color blanco, agua que los moradores del hermoso pueblo llamaban ¨aguas zarcas¨ la cual daban al viajero la seguridad de poder tomar, más si venia de una fuente natural como lo eran esos enormes roblares de la montaña…

Envuelto en estos recuerdos del pasado pierdo la noción del tiempo el presente que me permite viajar a mi infancia
de forma sublime me retiene en una aventura imaginaria.

doy un vistazo a las estrellas que ya se han entregado a su esplendor con confianza y que no importa los enrámales su belleza se luce entre sus hojas, porque la vejez no existe para ellas. …seamos como las estrellas…

Para ver la salida del sol en un nuevo amanecer, es necesario abrir los ojos del alma, así dejaremos las tristezas y la fatiga del trabajo, no miraremos con ojos cansado y así sonreiremos. Siempre que caminemos con un objetivo trabajaremos y avanzaremos con ese objetivo en mente, todos luchamos por la felicidad y el sentido de supervivencia está en nuestro instinto, si descansamos en ese objetivo, el frio de la madrugada en nuestra caminata por este bosque abrumador no será suficiente para derribarnos y hacernos desistir hasta llegar al final.

Escuche a un sabio decir que la felicidad está dentro de nosotros, cada día trae consigo su afán y con el también viene una porción de paz, cada momento que vivimos tenemos la dicha de  poder alegrarnos; entre rostros cansados, mejillas gastadas de llorar, los entre cien y las desdichas de la vida que solo estancan la felicidad, sabemos que, al final de una tormenta siempre queda esa sensación e calma y un nuevo comienzo.

como dijo un pensador famoso
– prohibido es llorar
sin sacar provecho de tus lagrimas–

El sol nace cada día, cada año, cada siglo, cada milenio, las edades han pasado y nosotros también pasaremos, acaso no es hermoso un sol radiante en la mañana?

martes, 11 de octubre de 2011

La noche es como el día para Ellos



travesia del viajero
Donde yacen los grandes goces de folklor, donde el sonar acústico de las guitarras, los ancianos con  gozo en los corredores de sus casas, y en las esquinas de las calles. Donde los campesinos pasaban con sus cargamentos montados en sus caballos y mulos trayendo a sus casas el alimento, desde sus terrenos fértiles detrás de las montañas, esperados con un pocillo hasta el borde de café para apagar el frio de su cuerpo por las heladas de los grandes bosques de pino. Lugares de típica esplendidez donde la vista del humano silvestre se acostumbra a ver la vida de la selva con ojos naturales, y la noche es como el día para ellos, romper en los matorrales caminos anchos y caminar entre la selva en plena oscuridad calculando cada paso con el puro instinto, en lugares sin camino dirigidos nomas por la luz opaca de un candil a lo lejos como la estrella de los reyes magos. Hacer meyas entre los collados es una forma normal de aquella hermosa población que como una rosa entre una gran selva daban el sentido de existencia como una inspiración en el corazón de un ser sobrenatural.

En el pueblo que por su nombre era sabroso como el sabor  de la sandía con su frescura hacía que el peregrino hambriento entre sus habitantes en completa dulzura encontrara aliento y alimento.

Dos caminos llevan nuestra existencia a algún lugar como el camino que debía tomar cada mañana un niño de nueve o diez años, con aspecto de un natural nacido en el corazón de la selva, este camino lo llevaba hasta el lugar donde permanecían las vacas lecheras y así regresar con la leche a sus casa por un camino diferente, ordeñar las vacas lecheras a pura mano era su trabajo, su única diversión, dicho trabajo lo formaba para ser un hombre de bien desde temprana edad, sin percatarse que había en el exterior todo un mundo de valores perdidos donde también existen dos caminos para todos, y la elección de cualquiera de los dos influye en el futuro de nuestras vidas, dos caminos y dos decisiones, el éxito y el fracaso, la felicidad y la tristeza, la dicha y la desdicha el odio y el amor, los buenos modales y la perdida de los mismos y así todos los días. Una gran esfera como un gran mundo…
Buscando pasto verde las vacas se perdían en el terreno destinado para ellas. Mientras caminaba pensaba en lo hermoso que sería juntar todo a la vez tomar todo entre las manos mostrar al mundo que existe la felicidad en nuestro interior siempre que veamos las cosas con alegría y positivismo; la alegría está en algún lugar entre de todo; en lo amargo con lo dulce entre la desdicha y la dicha entre el amor y el odio y entre los escombros y la edificación, entre la paz y la aflicción, está felicidad se encuentra encontrándonos a nosotros mimos junto al ser que nos creó originalmente.

La travesía del Viajero: La primer estrella en el Firmamento

La travesía del Viajero: La primer estrella en el Firmamento: Honduras Opacada queda la fatiga al mirar las veredas del espacio las cortinas de dulzura que se extienden por el paisaje donde ...

sábado, 8 de octubre de 2011

La primer estrella en el Firmamento


Honduras


Opacada queda la fatiga al mirar las veredas del espacio las cortinas de dulzura que se extienden por el paisaje donde salen las voces de las aves y el murmullo del ocaso. Buscando voy un lugar donde pueda acampar y veo a lo lejos una enramada de granadilla montes en la cual no solo busco refugio para pasar la noche si no también algún fruto, aunque pienso que no es tiempo de cosecha. Llenando de duda mi inteligencia echo un vistazo a las enredaderas que cubren el árbol donde echaron sus amarras y al apresuramiento del ocaso, observo donde mi cuerpo flácido descansara debajo de aquel manjar de hojas verdes. En algunos árboles siempre quedan frutos que no caen en tiempo de cosecha, se quedan empedernidos pegados a las ramas, sin embargo ene esta enredadera no hay más que hojas.

 Cargados por la sabia tardía son los árboles que no dan su fruto a su tiempo que se agolpan en la inmensidad de un bosque y ocupan un espacio, estorbando con su sombra la caída del sol en otras plantas con frutos limpios y amables al paladar de este viajero solitario, para saciar el hambre que martiriza y duele en el alma y en el corazón de esta travesía.

El sol se ha ocultado nuevamente, solo queda la sensación
de un día espléndido que paso y así como el campesino se alegra al ver partir un día más de trabajo me alegro de haber culminado un día más y estoy seguro que he ganado terreno, no obstante el campesino sabe que volverá a casa y saboreará las tortillas calientes con mantequilla fresca y aguacate. Abrazos, sonrisas y caricias le esperan después de un gran día; así se alegra mi corazón el saber que la travesía algún día se acabara.

Se va mi suspirar entre los robles y pinos que al correr del viento abrazan mis pensares en aquella hermosa tarde indescriptible, cierro mis ojos y descanso en el placer de sonreírle al viento, tirar con denuedo las miradas hasta donde los árboles y montañas vienen a su encuentro donde las flores le dan la despedida a un pasado día.

Mis ojos esperan  lentamente hasta ver aparecer la primera estrella en el firmamento, postrado en mi lecho de espera con mi mirada puesta hacia el techo de hojas verdes que a causa de la opaques de la noche se convierten en oscuras manchas gris, dando sentido de melancolía, nostalgia de los tiempos pasados, cruzar por los campos montando acaballo fueron los tiempos dorados de mi infancia, donde apostábamos las carreras entre las veredas que segundos después se convertían en pequeños senderos; conectando espacios despejados con opacos caminos por las sombras de los grandes roble. En cada carrera imaginábamos volar como aventureros nos exponíamos al peligro de cabalgar, nuestra  niñez nos convidaba a escondida de nuestros delicados padres.
Traigo a memoria los inmensos pastizales que rodeaba con la vista cuando las mañanas eran frescas y despertaba al sol para venir a nuestro encuentro, junto a las voces de zorzales coqueteando entre las ramas de inmensos arbolares. Los años han mudado las aventuras, y he  recordado en detalle los hechos de cada una.

Los suspiros que llegan hasta el corazón se combinan con la sangre mandada a todo el cuerpo que hace de ese sentir toda una inspiración de ocasos que fueron  ciertos, como logrando recordar mi infancia doy un abrazo al pasado y traigo al presente lo distante en el tiempo, podría contar todas las hazañas que hice en cada amanecer y  atardecer.
… y mi infancia vio nacer nuevos horizontes… el sueño llego sigiloso y cerro mi mente sin darme cuenta.

En color de piel Disfrazados


Costa Rica


Si existiera un libro por cada historia la tierra no sería capaz de mantener tantas, porque aunque sea el mismo camino no se disfruta la misma gloria como no se sufre la misma desdicha. No hay vida perfecta en la tierra pero donde mil puertas se abren solo una se cierra.
Todos queremos llegar al final de una historia sin embargo lo importante no es llegar al final sino llegar con éxito, caminar mucho determina el fracaso, caminar con propósito asegura el éxito.

Veredas cruzadas entre dos ángulos, confunden el caminar en dirección, son como distraes en el sentido del instinto que nos dice cual es la decisión del corazón.

Calzado de arcilla son mis pies polvorientos yacen sobre ellos juanetes resecos que se han convertido a causa del serosidad en color de piel disfrazados.
La compañía del viento es propicia a mí caminar por las verdes cuestas entre las sonrisas de las flores silvestres
que se confunden en el follaje pesado de la selva, como de religión las huestes, contornos de diamante los oleajes de las nubes a la caída del sol en una nueva tarde y adornando el espacio la golondrina que anida anuncia la llegada del invierno con alarde, embriagándose con los densos destellos de sol al atardecer. Rayos de luz que traspasan con furia los nubarrones que se enrojecen a su encuentro con su esplendor en el firmamento como si en vez de atardecer fuese amanecer en el revés del día.

Ya se escucha el latir de la tarde con el cantar de las aves
que buscan su lugar para dormir, las bestias del día buscan su guarida, las fieras de la noche dan su porvenir para ocupar el mundo de las tinieblas, todo descansara por un sentir, por un instinto y una obediencia. Hay bestias que acechan en el día y fieras en la noche y yo sigo aquí en la penumbra virgen, porque nada ha sido habitado cuando por primera vez lo vemos.

Cansancio hay en mi espalda, cansancio de días de camino fuerte por las pequeñas barreras.
no es el propósito quien se aferra a mi destino sino el destino se sujeta al propósito y en ese propósito nos esforzamos a alcanzar las metas. La travesía se aferra a mi destino.

viernes, 7 de octubre de 2011

Voces de sopranos en la Selva


Costa Rica

Un descanso hace bien a un viajero solitario que emprendió el viaje antes que el sol aflorara, un instante para meditar, y haciéndose una cita consigo mismo en la espesura del bosque, alimentar su objetivo.
la felicidad que está en la ciudad -por la cual tome esta travesía, que le llamo la travesía del viajero solitario y que avanzo en ella cada día- es el sueño de todo anhelante soñador andante.

Voces de sopranos se esparcen entre los pinos de espeso plumaje, esmeraldas coloridos profundos sobre el espacio. El viento que mueve sus alas contra los inmensos verdores producen el sonido de mil voces en el entorno, combinando el color azul del cielo con su exuberante olor de resina se tiene en un instante el punto de un sentimiento de placer.
         
Un descanso no es comodidad sino un momento para ubicar sentimientos en el taller donde se trabajan las buenas acciones para reflejar el fruto.

Llego la hora de tomar nuevamente el camino que lleva a la hermosa ciudad, conquistando terreno de falda en falda, cargando mi árgana de amarillas montesinas que calman mi ansiedad de comer, que entre maduras y verdes dan un buen sabor al paladar del viajero que en su alma carga las ganas de llegar a su destino endechando el largo camino.



El día avanza y ya la tierna tarde me abrazo. Encontrar un lugar para pasar la noche es como conservar alimento en una ciudad sin luz del sol.

Aún el sol hace fuerte en la espalda y recuerdo el arroyo, las voces suaves del  entorno, el sonar del agua, murmullo de aves y  el acento del viento extrañan mis oídos todos sus alabes.

El camino de la felicidad se encuentra entre el sufrimiento con paciencia y la lucha entre la comodidad y la perseverancia y solo la osadía es nuestra única compañía, es el camino de largo recorrido donde muchos han tenido desdichas.

Llegar a ser felices es el desafío impulsado en nuestra corta vida de peregrinos, una pequeña eternidad que se encuentra con el mar después de la muerte, mortales en el espacio de la creación que caen de bruces cuando la noche envuelve el bosque donde no brilla el alba.