jueves, 5 de abril de 2012

Porcelana fina para un Caballero


Una sonrisa es un capullo en la ceguera
Una palabra es un canto
de ángeles
en el corazón del desierto o la selva.

Un tiempo de espera  acompaño mi estar por la hospitalidad de  hermosas doncellas que reflejaban la belleza que llevaban por dentro no  la apariencia de fuera. Las tortillas de maíz despidieron el aroma de la cocina y tiempo después, un plato con arroz y frijoles en cocido reciente fue la cena que acompaño en plato de losa a aquel hermoso lugar.

Mesas de tablas rustica vestidas con manteles en encaje de seda de diferentes y bordados con flores  de color rojo, naranja y violeta,  sus hojas verdes. Eran los bordados de aquellos manteles, ornamentados por manos ligeras, tradiciones que hacían huella con sus creaciones.

La tarde venció el fuerte sol y el café de las cuatro dio aviso en los ojos soñolientos de aquel moribundo horizonte de la tarde no fue echado de menos los totopostes de maíz con sal y las semitas de harina de arroz. En  la mesa estaba  en pailas de losa grueso, con flores chinas en sus contornos, sus orillas como hilo de oro que corría por el contorno de taza y paila haciendo juego entre los colores, dando el aspecto de fineza y humilde elegancia; ese detalle me convertían en una buena visita.

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