Los
pastizales de los vaqueros rodeados con cercas que reguardan su ganado y a la
vez protegen a los viajeros de los toros - que de estar en el monte- son furiosos y como dice el campesino peligrosos son embramados, dejan su domesticidad y se
vuelven salvajes como la selva que los rodea, sorprenden en los caminos se debe
correr o enfrentarlos, molestarlos con intención sería muy malo.
Cada
monte conecta a otro sin grisma de señal de ciudad o pueblo, caminando por los
senderos de lugares faldosos, tratando de no perder el camino, mi avanzar
endoso y así no tardarme para llegar a la ciudad del destino donde dicen estar
la verdadera felicidad y se encuentra el final del camino; donde las ardillas
saltan en las azoteas los conejos que antes eran del monte ahora son de casa hasta
el costumbre de comer su carne se ha esfumado por causa del el amor que hay en
el poblado.
Que
une a un monte de otro, podemos saber al cruzarlo que distancia hay entre
ambos? Bajando voy la montaña y siento sed hay un lugar de descanso para mí?
Los
mástiles frescos de los macollos de huerto se han gastado sus raíces por el
torrente que corre a sus pies lleno su derredor con injertos que por vírgenes
se ha vuelto sólido en su vejez, dejando crecer con abundancia sus hijos, sobre
la tierra húmeda; si contásemos saldrían diez.
Como
deja la tormenta de mayo después de un largo verano es la calidez de aquel
lugar y en sus entrañas me siento el soberano. La brisa suave que mueve las
hojas de forma lenta como vaivén, hace que descubra el arroyo hasta su arena, a
la distancia mi paladar reseco saborea el agua en todo su bien. El correr del
agua que en vez de ruido hace un silencio apacible y entre las hierbas que han
crecido a su orilla renacuajos han hecho de su nido. Hierbas que llevan un
nombre aromático, albaca, hierba buena y
jengibre el lugar que se responde mi pregunta de
forma libre.
Quisiera
que fuese la noche para descansar junto a los huertos, disfrutar de la paz que
produce el torrente que envuelve el silencio. Lleno de carisias suaves del
viento y murmullos de aves a lo lejos, no dejando de lado los frutos para este
peregrino hambriento que a mi paladar son ¨como sabios consejos a mi intelecto¨
Aun con todo eso no es el lugar de mi destino dicen que no hay nada comparado, ni
todo lo que hay en el camino.
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