Costa Rica |
Un descanso
hace bien a un viajero solitario que emprendió el viaje antes que el sol aflorara,
un instante para meditar, y haciéndose una cita consigo mismo en la espesura
del bosque, alimentar su objetivo.
la
felicidad que está en la ciudad -por la cual tome esta travesía, que le llamo
la travesía del viajero solitario y que avanzo en ella cada día- es el sueño de
todo anhelante soñador andante.
Voces
de sopranos se esparcen entre los pinos de espeso plumaje, esmeraldas coloridos
profundos sobre el espacio. El viento que mueve sus alas contra los inmensos
verdores producen el sonido de mil voces en el entorno, combinando el color
azul del cielo con su exuberante olor de resina se tiene en un instante el
punto de un sentimiento de placer.
Un descanso no es comodidad sino un momento para ubicar
sentimientos en el taller donde se trabajan las buenas acciones para reflejar
el fruto.
Llego la hora de tomar nuevamente el camino que lleva a la
hermosa ciudad, conquistando terreno de falda en falda, cargando mi árgana de amarillas montesinas que
calman mi ansiedad de comer, que
entre maduras y verdes dan un buen sabor al paladar del viajero que en su alma
carga las ganas de llegar a su destino endechando el largo camino.
El
día avanza y ya la tierna tarde me abrazo. Encontrar un lugar para pasar la
noche es como conservar alimento en una ciudad sin luz del sol.
Aún
el sol hace fuerte en la espalda y recuerdo el arroyo, las voces suaves
del entorno, el sonar del agua, murmullo
de aves y el acento del viento extrañan
mis oídos todos sus alabes.
El
camino de la felicidad se encuentra entre el sufrimiento con paciencia y la
lucha entre la comodidad y la perseverancia y solo la osadía es nuestra única compañía,
es el camino de largo recorrido donde muchos han tenido desdichas.
Llegar
a ser felices es el desafío impulsado en nuestra corta vida de peregrinos, una
pequeña eternidad que se encuentra con el mar después de la muerte, mortales en
el espacio de la creación que caen de bruces cuando la noche envuelve el bosque
donde no brilla el alba.
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